Despiertos
(Como recomendación, si gusta, léalo … si gusta, escuchando:
Shigeru Umebayashi - Yumeji's Theme (in the mood for love). Este video usé https://www.youtube.com/watch?v=gw9fKuymA0I&t=820s
)
19 de octubre del 2019:
La última hoja del árbol ha caído,
la gota que rebalsó el vaso ha llegado,
un pueblo se ha cansado de luchar por separado,
un pueblo se ha cansado de seguir esperando,
un pueblo se ha cansado de luchar en voz baja,
un pueblo ha elevado su espíritu a través de la lucha por lo
justo.
Los años habían pasado, y la memoria colectiva era sólo un
texto debajo de la cama que encontrabas cuando buscabas algo más,
las injusticias habían pasado desapercibidas, porque la
lucha fue sólo con-textual;
la lucha ha sido de pocos, la lucha ha sido de unos cuántos
que ahora descansan en paz,
al ver que su pueblo, se ha cansado de esperar.
Este pueblo sí ha luchado, pero su espíritu era cobarde,
fuimos.
No alzaba la voz y su lucha era, de quién podría estar de
pie sin decir nada,
su lucha era vivir bajo el manto inconsistente de un futuro
incierto,
su lucha ha sido, y hasta quizás, sigue siendo, la de
susurrar con miedo al oído de su compañero con el fin de poder descargarse con
algo, de soltar todo, de limpiar su mente, de saciar su placer de botar las
quejas,
pero su espíritu fue cobarde, nuestro espíritu fue
ensuciado,
y es que el poder de manipulación de un "pueblo"
sin espíritu, con sangre en las manos, supo cómo aterrorizar, y estaba ganando:
ha ganado cada vez que no alzábamos la voz,
cada vez que no ayudábamos a nuestro compañero, a nuestra
compañera,
cada vez que permitimos que otros de espíritu sucio en plena
transformación y desposesión de el, hacía lo que quería frente a nuestros ojos,
a nuestra alma, a nuestra memoria,
acrecentando un trauma en donde nuestro espíritu se
refugiaba en un ideal,
se escondía en palabras populares (y para los sin espíritu
no hay miedo a salir, porque cambió su espíritu por riquezas superfluas, por
conocimiento recolectado de dictaduras anteriores),
se escondía en una vereda, mirando con recelo a la del
frente, queriendo cruzar, y cuando podía, recolectaba lo que quería y volvía,
regocijándose por tener algo que los demás tienen.
Nos convertimos en poseedores de conocimiento y objetos
totalmente innecesarios,
y pretendíamos llenar nuestro refugio de tales cosas para no
sentirnos solos:
"mira mi casa, ¿bonita no?, no sabes cuánto trabaje
para esto".
Nos convertimos en luchadores en busca de una reivindicación
de los sin espíritus, en el cual, cualquier miga de pan nos servía, cualquier
decoración para nuestro refugio, nos sirve.
Hoy es 25 de octubre, y el pueblo a abierto sus puertas,
cada uno de nosotros pensamos que afuera nos superaban en número,
mirábamos por la ventana y no los veíamos por su camuflaje
verde,
un camuflaje para ocultar que no tienen espíritu, un
camuflaje hecho de una historia incorrecta, mostrada como correcta, de palabras
sucias, dichas como ciertas, de un actuar injustificado, justificándolo con
palabras sucias,
no veíamos que nosotros éramos quienes, en el fondo,
teníamos algo más preciado y valioso,
un espíritu,
un espíritu de lucha,
un espíritu que se cansó, y no espera a que las cosas
lleguen a sus manos,
la busca, se expropia de lo que había sido suyo.
La reivindicación es hacia nosotros mismos, quienes
susurrábamos y calmábamos a nuestra alma con:
"ten fe, ya pasará todo, aguanta un poco más".
Creyendo que existe una ley universal en el cual, si ofreces tu tiempo, tu
dignidad y tu memoria, se te devolverá la mano, y lo único que nos daban (y nos
dan, y nos seguirán dando) es un papel verde.
Nuestra vereda ha sido comprada, y nuestro espíritu aún
sigue y seguirá estando sucio,
creyendo que obtendrás lo que das, sin saber que sólo
obtienes lo que obtienes, nunca lo que merecemos.
Pero por eso es una lucha importante la de hoy,
por eso es una lucha valiosa la que se está dando,
porque no lo hacemos por nuestra cuenta,
pese a que nuestros gritos brotan junto a las lágrimas
vociferando las injusticias pasadas y las muertes a compañeros pasados y
presentes,
nuestra alma tiene valor, valor de salir,
y al unísono damos a entender al mundo y a las fuerzas fuera
de nuestro alcance,
el coraje que tenemos, y que no nos harán agachar el alma
mientras estemos todos unidos.
Y es que así, jamás seremos vencidos,
y mil veces más venceremos,
porque hoy un pueblo se cansó,
y yo me cansé.
No pretendo creer que todo será para mejor,
rehabilitarse tomará años, tomará miles de años quizás,
pero quiero creer que esta lucha nos dará el valor de ya no
quedarnos en nuestro refugio y mirar por la ventana cómo los sin espíritu
asaltan a otro refugio, despedazándolo,
dejándolo en una precariedad mental,
dándoles textos y conocimiento nuevo, codificándolos,
insertando un chip de comportamiento ideal.
Nuestra lucha ha comenzado, ya no es tú lucha o la mía,
es nuestra y eso es lo valioso que estamos viviendo y
presenciando.
Pero si nos damos cuenta de esto, si lo entendemos,
podemos hacer que esta lucha no sea sólo un placer de botar
las quejas,
sino de exigir cambios, pero a la vez,
de cambiar nosotros,
contra la heteronorma que se da cada día,
contra todo abuso a nuestra y cualquier integridad,
luchar cada vez que podemos, es ayudar cada vez que podemos,
es integrar, es gritar, es no quedarse callado,
es proteger,
es acompañar,
luchar es amar,
amar es luchar, entre todo sufrimiento e incertidumbre,
entre toda pelea y desacuerdos,
luchar es estar juntos,
luchemos por no separarnos,
ya que, al fin, nos hemos juntado.
31 de octubre:
Ahora, esto supera toda otra posibilidad,
el caos al que está llegando todo quiere decir:
O ganamos, y logramos el (los) cambio (os) que buscamos, y
pese a la gran tristeza de nuestros corazones por las personas fallecidas,
podremos llegar a formar un camino en donde todo valió las penas y las alegrías
de los que ya no están, y siguen en pie;
O, perdemos, y creemos que ganamos porque cambios hubieron,
pero no habrán más allá de lo que siempre se ha pedido desde las luchas
pasadas. Las personas, al estar en constante presión, se debilitará. Dejará de
luchar porque creen que es un caso perdido. Las manifestaciones cesarán, y sólo
seguirán en pie quienes han estado luchando contra los sin espíritu toda su
vida. Contra una sociedad opresora y heteronormada.
Siento que, en cualquier caso, Piñera tuvo razón en algo.
Llegaron los tiempos mejores. Y los estamos viviendo ahora, en cada marcha, en
cada salto, en cada grito, en cada saludo a un amigo/a, en cada apoyo cuando
arrancamos, en cada unión para que no nos dobleguen.
La lucha de hoy es un día mejor, porque abrirá (ha abierto)
los ojos de millones de personas, a darse cuenta de los que han luchado toda su
vida, y han ocultado ese dolor tan dentro suyo.
Hoy es un día de llorar por tanto sufrimiento, de reclamar
lo que es nuestro, de pedir justicia, de vociferar el daño que nos han hecho,
los sin espíritu, la sociedad, el individualismo, la hipocresía, la misoginia,
el racismo, la discriminación, la falta de empatía (claro).
No es culpa nuestra quedarnos callados frente a todo esto.
Es un dolor muy grande que he sentido desde pequeño, en
donde siempre sentí tanta discriminación de una sociedad elitista. Sentía tanta
tristeza y rabia, por ver cómo había personas a quienes la sociedad expulsaba
in-discriminadamente que no presentara unos bolsillos llenos desde su
nacimiento.
Sentí odio hacia la vida, y que ella era la culpable de -no-
entregar lo que muchos merecían.
Nunca le sonreí, siempre la desprecié y aprendí
(lastimosamente) a ser receloso y cauteloso con las personas.
Todo cambió el 2016. Donde todo mi actuar fue una equivocación;
en donde aprendí que la vida no era la equivocada, sino que era yo.
No luchaba, no mostraba, no decía, no sentía más que odio,
no miraba, no escuchaba, no quería más que felicidad,
y fui ciego, sin darme cuenta de la propia inconsistencia
argumental de mi alma, en donde estaba en una coyuntura, en cierta clase de
oxímoron espíritu-superficial de la cual, en cierto sentido, no quería salir.
Porque nunca me formé, nunca terminé de estar completo, no me dediqué a
aprender de mí, sino de los "errores" de la vida.
La vida no es ni fue la equivocada, sino que fui yo.
Hoy tengo mucha pena, mucha rabia, y me duele escribir todo
esto, a la vez siento un cálido rayo de luz que surge de mí. De fe, de
esperanza, de reivindicación de mi parte, y de perdón a la vida y todos.
No puedo creer lo que hoy sucede, tanto por cómo un pueblo
despertó, y cómo un gobierno mostró lo que siempre ha sido. Asesinos.
Pero hoy también tengo esperanza, y es por los que siguen en
pie, por los que seguimos, por los amigos que he conocido, por los lazos con
los que conozco y cómo se han fortalecidos. Por conocerme un poco más, por
sentir mi dolor, por sufrir cada día, hoy siento que no estoy solo. Hoy siento
que puedo gritar, que puedo llorar no boca abajo sobre la almohada.
Que puedo abrazar a los que conocí en plena transformación
de mi interior, el cual aún no termina, y quien sabe si algún día terminara.
Pero cada día, que los veo a ellos, que la veo a ella, siento que la lucha y lo
que pueda (y más que eso, podamos) hacer hoy y más allá, es por todo lo que
hemos sufrido, por lo que han sufrido nuestros seres queridos, por los que no
están presentes.
Tengo un alma agrietada, y ellos...ella, son y es el
Kintsugi de mi vida. Seré un joven sin nada que decir (si se entiende a qué me
refiero), pero con mucho que sentir. Y en esta lucha, espero, ser, y que
seamos, el Kintsugi de todos quienes seguimos en pie.
Por ti,
por mí,
por ellos.
*Kintsugi: práctica de reparar fracturas de la cerámica con
barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y
reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en
lugar de ocultarse. Así, al poner de manifiesto su transformación, las
cicatrices embellecen el objeto. (definición de Culturainquieta)
Ahora, 06 de noviembre:
Es imposible sentir solo un sentimiento. Es imposible no
sentir tanto y no saber cómo expresarlo. Cómo sacarlo. ¿Qué hacer con toda esta
rabia y tristeza, al ver que, frente a mí, frente a muchos, frente a todos,
están torturando y asesinando?
Las marchas: He estado en algunas, y hasta su disolución.
Llegar, y estar ahí es algo que todos debiesen sentir, es algo que todos
debiésemos sentir cada vez que andamos por las calles, es algo que toda mujer
debiese sentir cuando anda sola.
Se siente, se vive la alegría, la protección, el
compañerismo, un vínculo implícito que une a todos, en cada grito, en cada
mirada.
Confío en las personas, no tanto así en el ser humano. La
persona se posiciona, porque lo sabe, como alguien que es parte de un sistema
relacional, con derechos y deberes para un bienestar común. Una moral. El ser
humano por otra parte (a mí modo de percibir y creer) se es, no se posiciona.
Yo no elijo ser bueno o malo, yo solo soy un ser viviente con instintos y
sentimientos que conducen mi racionalidad (mi moralidad, mi ética). La persona
conduce sus instintos y sentimientos. Toda persona es humana, todo humano no es
persona.
Ahora. Todo humano siente o puede sentir (y toda persona),
empatía y ese vínculo que te puede hacer proteger a alguien. Sólo actúas para
proteger, o sólo actuar para matar. Pero la persona sabe y comprende el dolor.
Porque pese a no pasar por lo mismo que la otra persona, entiende que no ha
pasado por lo mismo. Entiende que ha tenido privilegios (como todo hombre
debería entender por el simple hecho de ser hombre), entiende que hay otros que
han sufrido una calamidad, entiende que a él o a ella le puede pasar lo mismo,
que a sus seres queridos le puede pasar lo mismo.
Un ser humano en una marcha sólo ira a dañar si así sus
instintos lo guían, no comprendiendo la causa, ni por todo lo que se marcha y
lucha. Una persona en una marcha sólo ira a dañar si es dañado.
Es violento quedarse callado, y es revolucionario gritar a
viva voz, hasta que se desgarre el alma, se rompa el corazón, se rompa en
llanto, se deshaga el alma. La persona entiende esto y se hace mierda gritando
y saltando por los que no pudieron, no pueden, y no podrán, por que no.
Yo no lanzaré la primera piedra, tampoco lanzaré alguna. Pero
si tengo que defenderme, o proteger, la lanzaré sin dudarlo, y no esconderé la
mano. Lanzaré todas las piedras que sean necesarias cargadas con frustración y
tristeza, que tanto mi corazón ha aguantado. Por estoy cansado, porque estamos
cansados. Porque estamos muriendo, porque están muriendo. Porque estoy
inconsistente, porque estamos en incertidumbre cada día.
Pero ya, así toda marcha me ha hecho sentir. Y me he sentido
protegido, y me he sentido alegre. Porque no soy el único quien ha sufrido en
silencio, no soy el único que ha llorado a escondidas.
Apoyo la intolerancia a la tolerancia. Las personas que se
quedan en medio es la clase de persona (como mencioné antes) que se queda
viendo por la ventana. Se queda dentro de su refugio o sale, sólo si le
conviene. Cruza a la otra vereda cuando puede, y vuelve a una sólo para
regocijarse con su estúpida recolección, con su patético actuar.
Hay personas (los sin espíritu. Sienten, claro, pero su
racionamiento está descolocado) que vomitan hipocresías, hablando de daños a
otras personas, cuando ellos, en una posición de poder, no hacen nada para
procurar el bienestar de alguien que no esté a su altura (estatus).
“Esos vándalos, delincuentes, son todos pobres porque son
flojos”, “Fuerzas policiacas han sido dañadas por cobardes”, “El orden es clave
en nuestro país. El neoliberalismo nos ha dado el sustento que necesitábamos”,
“Estamos en democracia”.
Patéticos de mierda. No saben nada y nunca sabrán lo que es
sentir lo que he sentido, lo que muchos han sentido, lo que muchos sintieron, y
ya no están.
Pero espero entendamos, espero las personas, vayamos
limpiando nuestro espíritu, y como mencioné, a luchar, más que contra un
sistema, contra nosotros, contra lo impuesto, y para eso es fundamental
cuestionarnos y criticarnos. Analizarnos, observarnos, perdonarnos y hacer algo
a cambio.
Amarnos para amar.
Luchar para amar.
Cambiarnos para cambiar,
Cambiar para proteger,
Proteger para establecer,
Para afianzar,
Nuestro vínculo en paz.
Hoy más que nunca es momento de apoyar. De decirle a esa
persona que quieres, si alguna vez la quisiste, si crees que puedes quererla,
que se cuide mucho, y que lo quieres.
Que estas con ella, que estás con él.
Que, en cada marcha, apaciguarse, reestablecerse y
protegerse, que nadie está sola/o.
Si somos humanos que sentimos, si somos personas que
entendemos ese sentimiento, nuestra mirada no es con los ojos, sino con el
corazón, y nuestra alma dirá, y quiero decirles, amigos, familia, “vándalos”,
los que marchan, los que luchan:
No están solos. Aquí hay uno más.
A mis seres queridos: Los amo mucho. Pese a que algunos me
odien, pese a que algunos no me entiendan. Al que quiero, lo querré. A la que
amo la amaré.
Todo esto es TAN poco que decir, que puede que esto continúe.
Y también para quien llegó hasta aquí, solo puedo procurar expresarlo todo de
una forma: cuando nos veamos:
Abracémonos, amémonos, gritemos, sigamos luchando.